Un Hombre En Una Botella (La vida a través del prisma de la Dislexia) es una iniciativa personal, nacida de mi perseverante afán de superación. Un recoveco en el Ciberespacio, discreto y carente de pretensiones, desde el cual, hago frente a mi Dislexia, dando rienda suelta a las cosas que dan vueltas en mi cabeza. No temas darme tu opinión sobre lo que publico. No dudes en comunicarme cualquier error que halles en mi escritura. Toda contribución a mi cruzada será bien recibida.

Cuando
tienes hijos, tu vida da un giro de lo más inesperado. De pronto, te ves
asistiendo a los cumpleaños de sus amiguitos; un sinfín de compromisos, de los
cuales, difícilmente te puedes evadir. En mi caso, no lo llevo mal, me gusta
hablar con la gente, y la verdad sea dicha, cuando te zambulles en la vida
paterna las oportunidades de sociabilizar se vuelven escasas.
En uno de esos surrealistas y
entrañables encuentros, plagado de globos de colores, serpentinas, chuches y
criaturas sonrientes, diminutas y exaltadas. Tuve la fortuna de cruzarme con un
señor, que sin pretenderlo, me abrió los ojos a una realidad que intuía pero
que no era capaz de ver.
El caso, es que este señor, charlaba
amistosamente con uno de los padres sobre el fracaso escolar de algunos niños a
causa de los problemas de aprendizaje que padecían, y me acerque, sin dudarlo,
atraído por dicha conversación.
Percatándose de mi interés me cedieron
un asiento. Sonrientes, sin perder el hilo del tema, continuaron hablado y
mirándome de vez en cuando, quizá, esperando a que aportara algo a la animada
charla, pero yo no intervine. Francamente interesado, me limité a escuchar lo
que este individuo describía con una variedad de detalles que le delataban como
un experto en la materia.
A medida que iba profundizando en el
tema, sacando a relucir algunos casos y otras cuestiones relacionadas; sus
exposiciones detonaban en mis oídos, haciendo brotar recuerdos de una infancia
que daba por sepultada. Esos flases repentinos, a modo de latigazos, me flagelaban
señalándome con dedo inquisidor como miembro irrefutable de esa ignorada
minoría.
Llegado un momento, decidí
pronunciarme, pero, como no sabía con exactitud cuál era el debate en cuestión,
solo pregunté: – ¿De qué
estamos hablando?... – A lo que el señor, al que tanta referencia hago,
respondió con amabilidad: – ¡De Dislexia,
amigo! Hablamos de Dislexia.
– Dislexia. – Repetí varias veces la palabreja en mi cabeza para
retenerla en mi memoria y me dispuse a hacerle algunas preguntas, pero en esos
momentos, mi benjamín me raptó, alejándome de ese foco de luz y dejándome con
las ganas de confirmar mis sospechas.
Cuando llegué a casa, lo primero que
hice, una vez hube atendido a mis hijos, fue conectarme a Internet y buscar con
el Google todo lo relacionado con la Dislexia, y para mi fortuna, había más
información de la que esperaba.
Halle algunas en las que se hacía una
descripción detallada de los síntomas, y al leerlos, me quedé de piedra. Hera
como si estuvieran hablando de mí en particular. Como si unos paparáchis,
telépatas y desalmados, hubiesen accedido a mis secretos más personales; esos
que relegamos encerrados en un oscuro cajón para no tener que enfrentarnos a
ellos y los hubieran aireado a los cuatro vientos. Dejando al descubierto mis
defectos más íntimos y abandonándome, a la buena de Dios, desnudo, vulnerable y
expuesto a las burlas de los supuestamente perfectos.
Tarde semanas en asumirlo. Cuando tuve
fuerza para hablar de ello, se lo comenté a mi mujer. Mi antítesis, una persona
inteligente, con una capacidad para asimilar información que siempre me ha
llenado de orgullo y admiración. Ella, mostrando preocupación, me aconsejó
prudencia y que no fuera por ahí hablando de ello despreocupadamente.
Entiéndase, que el mensaje subliminal de dicha observación, era que me cuidara
de la gente, porque tienden a ser crueles, juzgan a razón de lo que creen y no
de lo que es, y podrían hacerme daño. Como es evidente, y a pesar de que su
buen consejo no esta exento de verdad, no lo he seguido. Puestos a elegir,
entre ser visto como un estúpido o como un Disléxico, escojo la Dislexia, ya
que si me van a juzgar de todas formas, por lo menos, que sea por lo que soy.
De ese curioso modo descubrí que era
Disléxico. Toda una vida sintiendo que era simplemente imbécil, y resulta que
no era la estupidez lo que impedía que asimilase los conocimientos al ritmo de
la mayoría, sino la Dislexia.
Bien mirado, aquel día, fue un gran
día. No es que me agrade arrastrar ese lastre, es que, hasta aquel momento,
ignoraba a qué me enfrentaba. Y ahora, no solo lo sé, sino que, además, puedo
plantarle cara. Desde luego, el saber quién es el enemigo, dentro de lo malo,
es un gran alivio.
¿Se os ha ocurrido pensar en el número
de Disléxicos (niño o adultos) que hay ahí fuera sintiéndose estúpidos porque
no saben lo que son en realidad?… Yo no puedo dejar de pensar en
ello.
¿Qué tiene que ver todo esto con mi
blog? Pues que lo cree precisamente para afrontar mí Dislexia. Mi miedo a
cometer errores siempre me ha frenado a la hora de expresarme públicamente por
escrito. Y es curioso, porque siempre me ha gustado escribir. De hecho, llevo
haciéndolo en privado toda la vida. Así que pensé, voy a intentar matar dos
pájaros de un tiro, creare un blog que todo el mundo pueda leer para combatir
ese miedo e intentaré ir mermando mis errores ortográficos y gramaticales a
golpe de teclado.
Miré en varias Web y me decante por el
servicio de Google porque me pareció el más intuitivo. Pensé en un nombre y se
me ocurrió “Un Hombre En Una Botella” A mi modo de ver,
describe con claridad meridiana como me suelo sentir: Un viajero solitario
atrapado tras un muro invisible, que envía mensajes que a los demás les cuesta
entender, por lo que ha de esforzarse el doble para realzar su reclamo
socavado.
Transcurrido más de un año de su
creación me he relajado un poco. Sigo teniendo mis reservas. Lo paso mal cada
vez que escribo algo y descubro que soy incapaz de hacerlo sin cometer errores.
A pesar de ello, no me rindo. Estoy convencido de que tarde o temprano acabaré
por hacerlo bien.
Tengo todo lo que necesito. Un blog,
ilusión y lo más importante, les tengo a vosotros.
Un cordial abrazote y gracias
por estar ahí.
Este enlace te ayudará a entenderme mejor:
